El cielo estaba
oscuro, cubierto por unas negras y desagradables nubes. “Va a
llover” dijo el papá de Sakura “Mejor lleven paraguas”. Sakura
estaba algo deprimida, hacía muy poco tiempo, Shaoran se había
marchado a Hong Kong. Una gota calló en su frente, luego otra y otra.
No las sintió, estaba pensando en el niño chino que no hacía mucho
tiempo le había dicho “Quiero decirte que tu me gustas mucho,
Sakura” y ella, no le había respondido. ¿Tal vez hubiera cambiado su
decisión de volver a su hogar?
-Oye monstruo, va a ser mejor que te muevas o terminarás empapada.- era
su hermano Touya, que la tapaba con su paraguas. Sakura abrió el de
ella, y tomo otro camino para ir a la escuela. Quería estar sola.
Tomoyo vio entrar a su querida amiga por la puerta principal, estaba muy
decaída, ¿acaso le habría hecho mal el clima? No, la conocía bien,
era otra cosa.
-Buenos Días
Sakura.
-Buenos Días Tomoyo- le dijo intentando una sonrisa.
-¿qué sucede Sakura?
-Nada...
Al finalizar
las clases, Sakura prefirió regresar sola, en casa, evitaba la compañía
de Kero. Incluso, la de Yukito y su hermano. Debía poner en orden sus
sentimientos, esa bronca que se sentía a si misma por no haber dicho
nada, ese odio a la distancia entre ella y Shaoran, esas pesadillas que
tenía por las noches, y esas ganas de que volvieran los hechos extraños.
Se acercó a la ventana, la abrió, cerró sus ojos, y pidió su deseo.
-Sakuraaaaa!-era
Kero, que se acercaba gritando- ¿sientes esa presencia?
-¿qué?-se apartó de la ventana y se concentró- si, viene del parque
Pingüino. Avísale a Tomoyo y a Shaoran... - hizo un breve silencio-
vamos!-reiteró, agarró su campera, el libro Sakura, y salió
corriendo. Cuando pasó frente a la puerta de su hermano, Yue salió y
se unió a ellos. Estaban listos para ver qué era lo que sucedía.
En el parque
pingüino, Tomoyo se acopló a ellos, no sin antes intentar ponerle un
traje a Sakura, pero recibió una enorme negativa sumada a un “hoy no
hay tiempo Tomoyo!!!”
La tormenta se
había desatado con toda su furia sobre Tomoeda. Era como si quisiera
castigarlos por alguna razón, ¿quizás por ser felices? Sakura combatía
con todas sus fuerzas, intentó usar la tormenta, pero no pudo, era
imposible igualar ese poder destructivo.
-Fuego! Sombra!
Viento!- estaba usando tres cartas a la vez, pero eso ya no le era un
problema. Estaba dando resultado, la tormenta empezaba a calmarse, poco
a poco las nubes cedían su lugar al cielo estrellado de Tomoeda.
Pero... - ¡No desaparece!- gritó Sakura.
-OH! No!, ¿Qué podemos hacer ahora?
“Si esto no es obra del mago Clow, ni son cartas... ¿qué puede ser?
Estoy segura de que Shaoran lo sabría... ¿qué haría él en mi lugar?
Ya sé, es como con las cartas Clow...” Sakura tomo su báculo mágico
con firmeza, apareció debajo de ella su insignia, y gritó: REGRESA
A LA FORMA HUMILDE QUE MERECES!!!!!!!!!!!
Un remolino de
luces y colores fue amo de Tomoeda por unos instantes, la forma de una
carta comenzó a formarse en la punta del báculo de Sakura, brillaba, y
contenía poco a poco el animo de la tormenta, dejando unas pocas nubes
en el oscuro manto de la noche.
-¿Qué?!-dijeron
Kerberos y Yue al unísono.- ¡¿UNA CARTA SAKURA?! ES IMPOSIBLE!!!!
Sakura estaba
desconsolada, aquello que había causado tantos problemas era una carta
Sakura. Las cartas Sakura sólo podía crearlas ella con sus
sentimientos, miró la carta, y esta no contenía ningún dibujo, sólo
negro. Tampoco decía el nombre de la carta. Sakura la dio vuelta una y
otra vez, la miró de nuevo, y allí estaba escrito el nombre de la
carta.
-Rencor-dijo
muy, muy bajo, como si no quisiera que los demás lo oyeran.
-Sakura-mencionó Yue- ¿tu creaste esa carta?
-No, creo.
-Entonces es imposible que sea real. Tiene que haber sido...
-BASTA!!!!!-gritó Sakura y salió corriendo, corrió y corrió hasta
que llegó a la casa que antes ocupaba Shaoran. Vio luces en un
dormitorio, se apresuró a entrar, subió las escaleras.
-¿Shaoran?-dijo abriendo la puerta.
No había
nadie. Sólo estaba prendida la luz, era una habitación con un balcón,
había una cama y un escritorio. Se acercó al escritorio, abrió los
cajones, y encontró el teléfono celular que Tomoyo le había dado a
Shaoran. Esa era su habitación. Sakura sintió una leve brisa, la
puerta del balcón estaba abierta, y ¡una sombra se deslizaba por el
tejado!
Siguió la sombra, en el fondo de su corazón, algo le decía que esa
sombra era alguien a quien ella conocía. Caminó por el techo de la
casa, había mucha distancia al suelo, poco a poco se acercaba a la
susodicha sombra, la luna le dejo ver sus ropas, eran las que usaba
Shaoran, era la ropa de la Dinastía Li. El sujeto se detuvo, pero no
volteó. Ella se acercó,
-¿Shaoran?-murmuró,
estaba a punto de tocar su hombro, cuando aquella persona se dio vuelta,
y la empujó del tejado.-¡SHAORAAAAAAANNNNN! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!
-DESPIÉRTATE
SAKURA!!!!!!!!!!!!!
-¿qué?- dijo Sakura, que veía a Kero volando a su alrededor
desesperado.- ¿era un sueño?
-¿qué cosa?
-Espérame aquí Kero.- Sakura se vistió rápidamente, y salió
corriendo de su casa, fue hasta la residencia Li, y tocó timbre.
Escuchaba la voz de Wei que
preguntaba quien era.
-Sakura Kinomoto.- dijo. Se abrió la puerta.
-El joven Shaoran pronto vendrá a recibirla.
Sakura no creía lo que estaba pasando, ¿acaso no había vuelto Shaoran
a Hong Kong hacía muy pocas semanas? ¿Acaso no lo había visto la
noche anterior sobre el tejado? ¿Acaso no había caído ella del techo
de esa casa?. Estaba muy confundida, no entendía lo que estaba pasando.
-Buenos Días
Sakura.-dijo Shaoran.
-Buenos Días... Shaoran...- no pudo evitar ponerse colorada, pero... ¿era
cierto lo que él le había dicho o sólo era uno de sus tantos sueños?
-Sakura, que suerte que hayas venido, tenía que decirte, que mañana
vuelvo a Hong Kong.- Shaoran miró para otro lado, como esperando
una respuesta. Parecía resignado.
-Shaoran... yo también debo decirte algo, yo.. yo te...
-Sakura ¿estás
bien?-preguntó Tomoyo.
Sakura apenas y abría sus ojos. Tomoyo estaba toda mojada, a su lado
estaban Kero y Yue.
-¿qué? ¿Dónde estamos?
-¿no lo recuerdas Sakura?
-Hemos venido a ver que pasaba con aquella terrible tormenta, sellaste
una carta Sakura, y luego saliste corriendo, te seguimos, pero te
encontramos desmayada al frente de la casa de Li.
-¿qué? No entiendo nada... Shaoran, la carta, aquella sombra, no...
no...
Sakura perdió le conocimiento nuevamente.
-Llevémosla a mi casa.- sugirió la dulce Tomoyo.
Sakura
descansaba, parecía un ángel, pero cada tanto soltaba algunas palabras
sueltas. Kerberos, Yue y Tomoyo no sabían que hacer.
-Pero... ¿aquélla
carta fue creada por Sakura?
-Es posible...-dijo Yue.- las cartas se crean a partir de sentimientos,
tal vez son producto de la confusión de Sakura, debemos evitar que esto
continúe, a este paso, Tomoeda quedará destruida muy pronto...
-Creo que sé cómo ayudar, llamaremos a Li.
-¿al mocoso?, Y ¿qué tiene que ver él en esto?
-Ya
verás Kero, creo que es la única solución a todo esto.

Mientras,
Sakura se encontraba en el mundo de los sueños...
-¿Quién
está ahí?- preguntó la niña.
-Soy Shan-tsu, de la Dinastía Sung.- dijo una mujer de cabellos oscuros
y tez muy blanca. Vestía una ropa china, muy parecida a la de la Dinastía
Li, pero ésta era toda negra, con los bordes y algunos detalles en
dorado, en el centro, tenía un kanji, cuyo significado le era
desconocido a Sakura.
-¿vienes de China?
-Si, y he venido a cumplir tus sueños.
-¿qué?- Sakura pensaba que se estaba volviendo loca.
-Lo que viviste anoche, fue sólo una demostración, y fue gratis. ¿Acaso
crees que no todo tiene un precio? Dime lo que deseas, y te diré lo que
pido...
-Yo..
yo quiero que...

-Residencia
Li...-dijo una voz del otro lado del teléfono.
-Si, quisiera saber si se encuentra Li Shaoran.
-Disculpe, pero en estos momentos el joven Li no está, es que...
-¿se encontrará Li Meiling?
-En un segundo, de parte de quien?
-Daidouji Tomoyo.- hubo un silencio...
-¿Daidouji? ¿Qué necesitas?- dijo Meiling, su vos era algo
congestionada.
-¿Está Li?
-Daidouji... tu no lo sabes pero... Shaoran nunca volvió...
-¿qué?
-Lo que escuchas, el avión en que venía desapareció, y no
podemos encontrar ni a Shaoran ni a Wei...
-Entonces... ¿está muerto?
-No lo sabemos, pero su madre no puede sentir su presencia en ninguna
parte...-hubo un silencio...
- ¿Daidouji? Daidouji!!!!
Tomoyo
había dejado colgada a Meiling. Shaoran estaba desaparecido, eso
significaba, nunca terminar con esta crisis de Sakura...

-¿y?
¿Acaso no piensas decirme que es lo que más quieres?
-Yo... no puedo... no debo...
-Anda, dilo de una vez por todas, yo sé que es, es...
-Cállate! Lo que yo desee no es tu problema. Pero...
-Ya lo sé, te interesa saber el precio, el valor de mi trabajo... pues
bien, el valor, varía de acuerdo a tus posesiones, al objeto o persona
que desees, al tipo de bien que sea, incluso varía de acuerdo al valor
afectivo que le tengas al objeto que deseas y al que me entregarás...
El mundo de los negocios niña, no es un mundo para alguien como tú...
vuelve a mi dentro de unos años y tal vez negocie contigo... – la
extraña mujer comenzaba a desaparecer en un gran hoyo negro que se abrí
detrás de ella.
-Espera!!! No puedo dejarte ir!!! Estoy en graves problemas!!! Necesito
tu ayuda...
-Te ayudaré, por ahora, pero, me deberás un negocio, lo anotaré en tu
cuenta, y cuando lo crea necesario, volveré ¿comprendes? – Sakura
asintió con la cabeza- Bueno, pues detendré los sucesos que
desencadenaste, por ahora, sin embargo... volverán a suceder, la carta
que atrapaste hoy, volverá a dormirse, pero no por mucho, sólo unos añitos,
cuando vuelva, volveré yo también, y haremos nuestro negocio...
-De acuerdo, pero... ¿cuánto tiempo será eso?
-Nadie lo sabe... sólo la carta.-Shan-Tsu miró el cielo y dijo- “¡Dios
del Espacio y Tiempo, Ven a mí! Haz que se pospongan los eventos de
esta noche, AHORA!!!”
Sakura abrió
sus ojos de golpe, asustada, miró para todos lados. Estaba en su
habitación. Los eventos del día anterior la confundían, pero algo le
decía que no era un sueño. Despertó a Kero y le preguntó que había
pasado el día anterior.
-Nada Sakurita,
sólo fuimos de paseo por la tarde con Tomoyo, tu estabas algo decaída,
tomamos unos helados y luego volvimos aquí... ¿por?
-Por
nada, por nada...- Todo lo que había dicho Kero era verdad, el día
anterior a los sucesos con la tormenta extraña, habían hecho todas
esas cosas. ¿Habría sido un sueño? Si, seguramente había sido un
sueño...

“Debes
morir para empezar a vivir... no sirve de nada decir que todo estará
bien en el palacio de luz en el que vives, pues sin mi poder, no es más
que una vulgar choza de paja... jajajajajajajajajajajaja... si hubieras
sido consciente de las dificultadas, hubieras sabido evitarlas...
Sakura...”
CONTINUARÁ...